Aspectos relacionados con la
salud
Antecedentes: Los teléfonos
inalámbricos han mejorado en buena medida nuestra capacidad
de comunicarnos los unos con los otros. Sin embargo se han expresado
preocupaciones, con respecto a los posibles riesgos para la salud
asociados a su uso. Los teléfonos inalámbricos transmiten
y reciben ondas electromagnéticas en la parte de la radiofrecuencia
(RF) del espectro electromagnético. La frecuencia de éstas
ondas cae en el rango aproximado de 800 millones de Hertz (800
megahercios) a 2 mil millones Hertz (2 jigahercios). Las antenas
de las estaciones de base emiten las ondas. La energía de
salida de las antenas es de 100 vatios o menos.
Los efectos biológicos de la radiación
de la onda de radio son muy diferentes de aquellos vistos con la
radiación en la llamada parte ionizante del espectro electromagnético
- por ejemplo, las radiografías - en que no se piensa
que interrumpa vínculos químicos o que tenga efectos
directos en el ADN. DNA.
Las ondas de radios pueden causar movimiento de las
cargas eléctricas y convertir la energía en calor.
Como ya hemos planteado anteriormente este “efecto biológico
termal” bien establecido es la base para las directrices
que se han establecido para garantizar la seguridad de aquellos
expuestos a las ondas de radio, en la vida diaria o en su puesto
de trabajo.
Sólo recientemente se ha extendido el uso de los teléfonos
inalámbricos Como resultado de esto, el trabajo investigativo
realizado para examinar su impacto directo en la salud humana es
muy limitado. Se ha realizado un número mayor de estudios
de laboratorio en células (estudios in
vitro) y en animales (in vivo).
Muchas organizaciones científicas con autoridad han publicado
de forma independiente los estudios de que se dispone, y todos
declaran que no hay evidencia de que los teléfonos inalámbricos
o sus estaciones de base causen efectos adversos a la salud humana.
Todos coinciden en que se precisa investigar con más profundidad
y seguir de cerca este asunto.
Se planean importantes estudios internacionales,
incluyendo varios que examinen las posibles asociaciones con el
cáncer. Particularmente significativo es el Proyecto Internacional
de Campos Electromagnéticos (EMF) de la Organización
Mundial de la Salud que comenzó en 1996. Estos estudios
se discuten en detalle en "Current and Future Research".
Aspectos relacionados con la salud pública:
Tradicionalmente, la política de la salud
pública ha empleado la evaluación cuantitativa del
riesgo. En el caso de la exposición a la radiación
de la RF, esto puede implicar la identificación de la incidencia
o la tendencia de mortalidad en enfermedades que se podrían
asociar a la exposición. En 1965, el uso de las frecuencias
electromagnéticas para la radio, la televisión y
la corriente eléctrica eran muy comunes en Canadá y
en muchas partes del mundo. Si la exposición a la RF se
asocia al desarrollo de cierto cáncer, se podría
esperar un aumento general en el número de las personas
diagnosticadas, o las muertes asociadas a ese cáncer.
Un ejemplo es el cáncer del cerebro. Una tendencia
al aumento en la incidencia del cáncer del cerebro se podía
anticipar como resultado de técnicas de diagnóstico
médico más desarrolladas como el scaner CT y la tecnología
MRI. De hecho, se ha demostrado que los cánceres del cerebro
se pueden diagnosticar de manera fortuita con estas investigaciones
(Katzman, 1999). En los E.E.U.U. el desarrollo del diagnóstico
es la explicación probable para el aumento de los índices
de cáncer del cerebro entre 1975 y 1995 en la población
de 65 años o más (Legler, 1999). Éste es el único
grupo en el se observa un aumento. Datos más recientes de
los E.E.U.U. demuestran que los índices de la incidencia
del cáncer del sistema nervioso central se han estabilizado
en todas los grupos de edades desde 1991 (Gurney, 2001).
Resultados similares se reportaron en los cuatro
condados nórdicos (Lonn 2004). Una incidencia creciente
del tumor de cerebro se reportó a finales de los 70 y principios
de los 80 coincidiendo con la introducción de métodos
de diagnóstico más desarrollados. El aumento se limitó en
gran parte al grupo de edad más avanzada. Después
de 1983 la incidencia había permanecido siendo relativamente
estable. En Suiza, Roosli et el al (2007), en un resumen de los índices
de mortalidad por tumor de cerebro de 1969 a 2002, concluyó que,
después de la introducción de los teléfonos
celulares, los índices seguían siendo estables en
todos los grupos de edades.
La tabla demuestra que los índices de incidencia
y mortalidad por cáncer y leucemia leukaemia (otro cáncer
que ha sido asociado por algunos a la radiación de la RF)
no se han elevado conjuntamente con la proliferación de
una amplia gama de exposiciones a campos electromagnéticos
(EMF) en la sociedad canadiense.
Comparado con otros cánceres, los índices
para la leucemia y el cáncer del cerebro son relativamente
bajos en la población canadiense. En 1995, el por ciento
de incidencia en la edad-estandardizada para el cáncer de
pulmón en hombres era de 84/100.000 y en mujeres era de
40/100.000, y los respectivos índices de mortalidad eran
de 73/100.000 y de 31/100.000 (Instituto Nacional del Cáncer
de Canadá, 2000). En los hombres, el porciento de incidencia
del cáncer de la próstata era de 110/100.000 y el índice
de mortalidad era de 33/100.000. En las mujeres, el porciento de
incidencia del cáncer de mama era de 98/100.000 y el índice
de mortalidad era de 28/100.000. Los cánceres de mama, pulmón,
y los cánceres de la próstata, así como las
enfermedades cardiovasculares y las lesiones, contribuyen perceptiblemente
a la carga total de enfermedad en la sociedad canadiense
Tendencia de incidencias y mortalidad en los cánceres
de cerebro y la Leucemia en 100,000
personas (Canadá).
|
1965a |
1973a |
1985b |
2000c |
|
ASMR |
ASMR |
ASIR |
ASMR |
ASIR |
ASMR |
Leucemia |
|
|
|
|
|
|
Hombres |
7.2 |
7.1 |
11.6 |
7.4 |
13 |
8 |
Mujeres |
4.7 |
4.8 |
7.5 |
5.4 |
8 |
4 |
Cáncer
de cerebro
|
|
|
|
|
|
|
Hombres |
4.2 |
4.8 |
6.5 |
4.7 |
8 |
6 |
Mujeres |
2.8 |
3.3 |
5.4 |
3.5 |
6 |
4 |
ASIR = porciento de incidencia en la edad estandardizada
para el año indicado.
ASMR = porciento de mortalidad en la edad estandardizada para
el año indicado
Porcientos a1965 y 1973: edad estandardizada para la población
mundial en 1971 (Salud y Bienestar Canadá, 1975)
Porcientos b 1985: edad estandardizada para el censo de población
de Canadá en 1971 (Estadísticas Canadá,
1991)
Porcientos c 2000: estimados (Instituto Nacional del Cáncer
de Canadá, 2000)
Estos ejemplos ilustran la evaluación cuantitativa
de un posible peligro para la salud pública. Una evaluación
de peligro/beneficio para la salud debe incluir valoraciones del
impacto potencial para la población en su conjunto, así como
para los grupos relevantes de la población. Como Valberg
(1997) indicó: la "ansiedad indebida puede evitarse
enfatizando que nuestro conocimiento actual indica que la forma
de vida, la dieta, los factores genéticos, y el desarrollo
de la asistencia médica tienen un efecto mucho más
significativo en su conjunto para la salud humana que los riesgos
hipotéticos tales como la radiación de la radiofrecuencia
(RFR)."
Otros plantean que la tecnología incipiente
de las comunicaciones inalámbricas exige la invocación
del principio preventivo. Esto deja por sentado que "la carga
de prueba para las acciones potencialmente dañinas en la
industria o el gobierno se basa en el aseguramiento de la seguridad
y que cuando hay amenazas de daño serio, la incertidumbre
científica se debe resolver en favor de la prevención" (Goldstein,
2001).
El grupo Independiente de expertos en teléfonos
móviles en el Reino Unido (2000) recomendó que "un
acercamiento preventivo al uso de las tecnologías del teléfono
móvil debe adoptarse hasta que dispongamos de información
mucho más detallada y científicamente fortalecida
sobre cualquier efecto para la salud".
La mayoría de las organizaciones científicas
han recomendado la vigilancia contínua de las tendencias
de la enfermedad como parte de un programa de salud pública
responsable, ya que, las telecomunicaciones inalámbricas
personales fueron introducidas a la población en general
hace relativamente poco tiempo. Hay una necesidad de estudios bien
diseñados (Jauchem, 1998), y, como se ha mencionado anteriormente,
hay una gran cantidad de estudios en curso actualmente.
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